La tecnología acompaña el desarrollo de las culturas desde los tiempos más remotos, así la construcción de herramientas para la subsistencia, el desarrollo de técnicas que permitieron la construcción de utensilios para la satisfacción de esas necesidades en todas sus escalas. Dan cuenta de esa producción la variedad de armas para la caza, los utensilios domésticos cotidianos, las técnicas del fuego, la manufactura de los materiales más diversos, prendas, enseres y viviendas que dieron alimento y abrigo a los hombres y mujeres en las condiciones territoriales y climáticas más diversas.
Sin embargo, hallazgos recientes, muestran como son parte de todas las culturas esas necesidades estéticas, que están presentes en las producciones materiales y simbólicas, dando placer y sentido a la existencia de todos los hombres.
Las Pinturas Rupestres, las Venus Paleolíticas, los instrumentos musicales realizados con huesos, las cuentas perforadas para collares y avíos, la riqueza cromática de los textiles, los diseños decorativos encontrados en armas y objetos cotidianos, la decoración de las cerámicas, las figuras fundidas en metal, a través de estas producciones observamos la necesidad por satisfacer otros aspectos del campo sensorial que se manifiestan y recurren a soluciones estéticas sobre los usos más frecuentes y rutinarios.
Es en el campo de la estética que se requiere de ciertos conocimientos para entender y dar respuesta a esas necesidades y hace falta un alto desarrollo tecnológico para alcanzar la exquisitez de manufactura observada a lo largo de nuestra historia cultural.
Dibujando una línea de tiempo podemos llegar a nuestros días y percibir que EL ARTE como tal, acompaña nuestras producciones materiales, dando satisfacción y sentido a esas necesidades primarias, atravesando diferentes momentos históricos que le dieron mayor o menor preponderancia y presencia en la vida cotidiana de la humanidad.
“El arte está presente en la vida de los hombres y mujeres del planeta, las acciones cotidianas de cualquier habitante son impensables sin la intervención de un cierto grado de respuesta estética”.
Cualquier objeto desarrollado para su consumo en nuestros días, requiere indefectiblemente de procesos donde intervienen fuertemente los principios del arte y del diseño. Sumado a las estrategias para hacerlos más deseables, para comunicarnos su existencia y la necesidad de consumo y apropiación.
¿Es posible redefinir miradas y aportar a nuestro desarrollo incipiente estrategias que propongan la intervención del arte y el diseño?
Había arte y diseño en estas tierras antes de la llegada de los europeos, los pueblos originarios conocían y exploraban las virtudes de una estética exquisita vinculada a las tareas cotidianas y a los oficios religiosos, las grandes corrientes migratorias provenientes de todo el mundo traen junto a sus tradiciones los más bellos oficios y la impronta de múltiples soluciones estéticas, los esclavos insertados por la fuerza en estas tierras aportan sus producciones. No es difícil pensar en culturas nacidas de esa argamasa, No es difícil imaginar que de esas riquezas puedan nacer nuevas experiencias estéticas que aporten valor agregado conformando la idea de una identidad, “nuestra Identidad”.
Hoy tenemos la obligación de repensarnos desde múltiples miradas culturales que nos habitan, con un pasado, un presente y un futuro que reconozca esas necesidades. La indiferencia no tiene lugar, requiere un acompañamiento permanente por parte de los responsables políticos y de un estado presente.
El Arte tiene la responsabilidad de incorporar estas reflexiones en todos sus trayectos, de aportar a este reencuentro con la identidad cultural de nuestro territorio y el estado no puede ser un actor ausente.
Desde el Foro de Encuentro con el Arte 2020 creemos que es uno de los grandes desafíos de un nuevo proyecto Político Cultural para las próximas décadas.
Mauricio Nizzero